martes, agosto 14, 2012

Jueves 9 de agosto Tambacounda – Ziguinchor

En principio el día de hoy era de viaje hacia la Casamance, pero cualquier día aquí siempre trae sorpresas, paisajes, incertidumbres y aventura.


He salido muy pronto, sin una idea fija de dónde llegar, solo con la idea de avanzar hacia el Sur, pararme en los lugares que me apeteciera y quedarme a dormir dónde pillara. Pensaba que mis ojos se estaban acostumbrando al paisaje africano y que ya era más difícil que me sorprendiera, pero los paisajes de la Casamance son totalmente distintos a los del resto del país.

Al salir pintaba mal la cosa, cielo totalmente encapotado, llevaba dos días librándome de la lluvia y ya era mucha suerte. Efectivamente, a los 15 km el diluvio. Aquí cuando llueve se para el mundo, desaparece la vida. Las lluvias no duran mucho pero son intensísimas, no se puede circular. Cuando ha empezado no he intentado ni ponerme el chubasquero, ya sé que vale de poco. He buscado el primer chamizo para refugiarme y ahí he parado. El chamizo era de una mujer que vendía fruta, pero nos hemos cobijado ahí varios, un militar, que imagino que ya estaba allí, un montón de niños, madres y algún padre que iban en dos carros tirados por burros, y yo. Los borricos se han quedado expuestos al diluvio, como mi moto. El militar y yo hemos intentado comunicarnos, pero ambos teníamos el oído como un zapato, así que me he dedicado a tontear con los niños, que siempre te dan sonrisas. A los 20 minutos ha ido escampando y la vida africana ha vuelto a resurgir, de nuevo salía la gente, por lo que he vuelto a la moto. He atravesado un puente grimoso sobre el Gambia y he empezado a flipar con los paisajes, entramos en Casamance.

El campo a los bordes de la carretera sigue siendo verde y arbolado, pero está absolutamente empantanado. A los pocos kilómetros comienzan los arrozales, campos que entremezclan el verde con el marrón del lodo y en los que hay multitud de mujeres trabajando. Todas agachadas, con una pequeña azada que incrustan en el lodo (no sé muy bien para qué), o bien otras que recogen hierbas. Como cada una viste de un color, la imagen de la foto es de lo más colorida.
Arrozales salpicados de mujeres trabajando





Me paro y ellas se descojonan del Toubab. Me llama la atención como curran aquí las mujeres. Algunas están ahí, agachadas con la azada y con el atillo del bebe a la espalda, aquí no hay baja maternal. Las mujeres no alteran su vida por ser madres, se lo echan atrás y hacen su vida con el bebe a la espalda. Esos bebés son de otra pasta, viven atados a una espalda sin una queja y sin "maxicosi". Hay veces que parecen muertos, están ahí, desparramados.





Se suceden los arrozales, los pantanos y las mujeres trabajando los campos, hay paisajes chulísimos, son pantanos enormes en los que hay árboles, islotes que emergen con su vegetación y arboleda y mucho verde.





Llego a un pueblo que hace frontera con Gambia y por primera vez siento hostilidad. No sé si será por estar en la frontera, pero los hombres me miran con desprecio y de una forma claramente desafiante. Me paro para mirar el mapa y oigo un "Toubab" con absoluto desprecio, cómo diciéndome que qué hago ahí. Decido pirarme.

A partir de aquí la carretera es un infierno, la peor sin duda que me he encontrado. No hay forma de evitar los boquetes, esquivas uno y te comes inevitablemente el siguiente que igual es peor. Siento que la pobre Transalp se va a desarmar, además, al llevar el mousse poca presión cada agujero es un llantazo enorme que me duele hasta a mi. El asfalto es tan malo que tanto coches como camiones ruedan por el arcén de tierra, cuando caben enteros van enteros por el arcén y cuando no, llevan unas ruedas en el arcén y otras por los agujeracos. Van todos muy despacio. Yo me decanto por el arcén cuando puedo, que aunque con charcos y baches, es mil veces mejor que el asfalto.

Al rato veo unos niños de entre 6 y 10 años que recogen tierra en cubos de los lados de la carretera y rellenan los agujeros, alucino con su curre. Me paro y les hago fotos currando. Es increíble, aunque de poco vale, tendrían que ser millones para rellenar tantos agujeros, aunque es muy de agradecer. Bromeo con ellos, les hago fotos, se ven en la cámara y se despollan.

y eso que estaba currando, menuda sonrisa!!!!!!

Tras muchísimos km de infierno llego a Kolda, con la sensación de que no puedo seguir haciendo eso a la moto. Kolda es un mercadillo africano gigante, muy colorido, una delicia para recorrerlo, aunque no me atrevo a hacer fotos, soy el único blanco y creo que no es oportuno.

La carretera de los agujeros es la Nacional, los dos tracks que tengo van por ella hasta Ziguinchor, al sur del río Casamance. Pregunto y me dicen que es igual hasta el mismo Ziguinchor, 185 km más de cráteres, no puedo. Miro el mapa y veo que al norte del Casamance hay dibujadas unas carreterillas o pistas que van también allí pero en el lado Norte del río y dando quizás más vuelta, decido ir por allí. NO MAS AGUJEROS!



Los primeros km son una delicia, un asfalto sin agujeros y unas vistas bestiales, vas al lado del río pero se confunde el río con el pantano, todo se mezcla, ves enormes cantidades de agua con árboles, islotes, arrozales, brutal. Al rato me paro, hay un grupo de chavales y por primera vez veo un negro albino, impresionante, pobre chaval. Tiene facciones de negro y pelo rizado de negro muy corto, pero es más blanco que yo y su pelo Rubio platino. Tiene la piel salpicada de manchas marrones oscuras, como heridas o quemaduras. Es muy tímido. Nos hacemos fotos. Le hago fotos a sus hermanas (para no hacerle sentir raro, aunque bien lo sabe ya él) y le hago fotos a él.
Mi amigo albino!
Las hermanas de mi amigo


La carretera se convierte en pista y tras muchos km llego a Sedihou, al pie del pantano. La pista acaba en un mercadillo a pie del agua. Una hilera de mujeres limpia de escamas y de tripas los pescados y los vende. Los peces están vivos cuando son descamados. Huele muy bien, a pescado fresco, no como en la costa atlántica. Hay peces de todos los tamaños, algunos enormes y con una pinta de estar buenísimos a la brasa. La gente me sonríe y no le importa que les fotografíe.




A pie del agua están las canoas con las que lo pescan. Son troncos de árboles que han vaciado por dentro en forma de canoa, chulísimos. Tras un rato allí, en el que me tratan muy bien, decido seguir.
Canoas par el pantano, árboles vaciados


Tengo que coger una pista que enlaza con el próximo pueblo, son 60km. Empiezo la pista y me acojono por dos cosas, no hay ni el tato, no me cruzo ni veo ni una persona en 30 km y eso en Senegal es casi imposible, siempre hay gente. Además en los primeros caminos que cruzan la pista principal hay unos carteles rojos con una calavera blanca pintada. La pista cruza un bosque totalmente umbrío y está nublado. Me empiezo a acordar de los putos bandoleros del Francis y la fama de la Casamance y me entra la neura. Decido que no paro ni de coña y hago la pista a tordo rabo, gas a fondo hasta que a los 30 km encuentro, por fin, alguna aldea. Joder que alivio, han sido neuras mías, seguro que era parque natural o algo así y eso explica la ausencia de gente y ganado, monos si he visto. Momento acojone, culpa de Francis.

Finalmente llego a un pueblo y me entra la segunda neura, la pista que llevo acaba en el pantano, mierda! Saco el plano y no doy crédito, ahí dibuja la pista sin el puto pantano, pero esto es Africa! Solo pensar que tengo que volver me da algo y para más jodienda, no he visto en todo el día un sitio para dormir, no es zona frecuentada. Se me va a hacer de noche deshaciendo los 200 km y volviéndolos a hacer por el Sur. Le cuento mis penas a un lugareño y me chapurrea que no dé la vuelta, que cruce el pantano en barco. Ahí respiro. Veo llegar una piragua con unas 10 personas y alucino, ahí?? El pollo me entiende y se descojona y me dice que no, que hay un "boat".

Al rato aparece una barcaza metálica, diosssssss, que feliz soy, metemos mi moto, un coche y unos 15 lugareños y cruzamos el pantano hasta el otro lado. El paisaje cruzándolo es súper chulo. Al otro lado han hecho una pista artifial, con pantano a los dos lados en la que nos deja, desde ahí quedan 45 km a Zinguichor, hoy duermo bien!!





En total han sido más de 400 km, pero los paisajes, como siempre, han merecido la pena. Me he ganado un par de días por aquí, por la Casamance, que promete mucho.

1 comentario: